Se eliminaron las plantas existentes, sus raíces y la suciedad que posibilitaba su enraizamiento, el verdín y los musgos de las zonas más húmedas, sin usar herbicidas, ni otras sustancias químicas, para asegurar la protección del bien objeto de actuación.

Para el tratamiento de las eflorescencias se actuó mediante la interrupción de las humedades, ya que es una de las causas principales que la producen.

En cuanto a la estructura de madera, y las cubiertas, se aprovecharon aquellos elementos que se puedan mantener. Toda esta madera se protegió con un producto insecticida y fungicida. Para la reparación de las estructuras dañadas, se tomaron diferentes medidas: sustitución del elemento dañado, por otro nuevo, o con el refuerzo de los elementos de madera dañados para que vuelvan a cumplir su función.

En los pontones y correas, se procedió al desmontaje, reacondicionamiento y recolocación “in situ”. En otros casos, se sustituyeron las piezas por otras nuevas  de madera de roble.

También se procedió a demolición de la solución actual con doble rasilla,  volviendo  al sistema constructivo tradicional con pizarra de la zona.

Finalmente, se realizaron  actuaciones en las cornisas, desmontándolas para su posterior adaptación y recuperación; los lucernarios existentes fueron  desmontados y retirados, y se sustituyeron por otros nuevos; en la escalera se realizó el barnizado de la balaustrada con tres manos de barniz sintético.